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Barboño – 16. La caja de Pandora

14/06/2020

Sábado, 30 de julio de 2016. Manolo, un compañero de curro, me había dicho que este sábado había un concierto de Tierra Santa -grupo metalero riojano- en Murillo de Río Leza, un pueblo próximo a Logroño. No tuve que pensármelo mucho 😛

Después de cenar, pillé el coche y fui para allá. Y, a menos que se torciera mucho la noche, volvería también con el coche, así que hoy tocaba fiesta sobria. Aparqué en una calle próxima a la carretera, junto a un murillo, tal vez el que daba nombre al pueblo 😛 A algunos les llamó la atención que fuera al concierto en un coche de matrícula alemana XD

Una vez allí, era fácil: no había más que seguir a la peña… o la música, pues los teloneros (Fake Teddy) ya habían empezado.

Aunque era sábado y había dormido más o menos bien, no sabía si aguantaría todo el concierto sin tomar cerveza. Me hice un café en el bar de la plaza del pueblo, y luego una birra. La única que tomaría hasta volver a Logroño.

Pero no pasa nada. Algún día tenía que ir a un concierto sin beber, ya tocaba. Además, me encontré con mi compañero de curro, que ya bebía por mí XD

El concierto de Tierra Santa empezó pasada la medianoche, y moló mucho. Tal vez por el concierto en sí, tal vez porque era mi primer concierto jevi desde que volví de Alemania… Abrieron con Séptima Estrella, Indomable, Sangre de Reyes, y Apocalipsis, para luego pasar a los personajes históricos y legendarios (El azote de Dios, La leyenda del holandés, La sombra de la bestia, Otelo, Juana de Arco…) Finalizaron con los bises de El bastón del diablo, Legendario y -no podía faltar- La canción del pirata, que es un poema de Espronceda musicado. ¡Cuántas ganas de volver a cantarla en directo!

En realidad, hacía un año menos dos semanas de mi último concierto de Tierra Santa: en el Leyendas del Rock 2015, festival al que fui durante unas vacaciones veraniegas desde Alemania.

Según se vaciaba la plaza tras el concierto, Manolo me presentó al técnico de sonido, que era colega suyo. “Este tío viene de Alemania, y es de puta madre”. Ya iba por la fase de “exaltación de la amistad” XD Y el técnico de sonido me regaló el set list de Tierra Santa 😛

(Tras Juana de Arco: Pegaso, David y el gigante, La momia, Nerón, Una juventud perdida -me saltan las lagrimillas con la intro-, Alas de fuego, y ya los bises).

Aunque apenas llevaba mes y medio en Logroño, me encontré con más gente que conocía de vista. Estaban R (mujer) y J (hombre), copropietarios de cierto garito jevi cuyo nombre no debe constar aquí. También estaba una chica llamada Ana, a la que conocía de una noche en el (no) mencionado garito; para más señas: sombrero vaquero, muy guapa, y posiblemente le guste cierta canción de Gigatrón XD Pero esta chica desapareció, así que le hice más caso a su amiga Syra.

Me tomé un refresco en el pub del pueblo con la gente que conocía más (como mi compañero de curro) o menos (como los demás). Al final me quedé hablando con los del bar de Logroño. Iban a llamar a un taxi para volver a la ciudad, pero me ofrecí a llevarlos. “Si nos llevas, te puedes venir con nosotros al bar, y te invitamos a birras”. Vaya, igual les sale más barato el taxi XD

Fuimos al coche. Llegando a la salida del pueblo, la mujer me pidió que parara. Salió del coche. Pero no fue para mear ni para potar: fue para casi engancharse con unos pavos; parece que antes del concierto ya la habían tenido. A mala hora me ofrecí a llevarlos a Logroño… debería ir acostumbrándome a que ya no estoy en Alemania.

Aparqué justo enfrente del garito, que estaba cerrado. “Espera”. Pasó una patrulla de la local. Cuando los perdimos de vista, salimos del coche.

Parece ser que cuando llega la hora de cerrar el bar, dentro no puede quedar ni el camarero limpiando. Nadie. No es como las “fiestas privadas” que he visto en otros garitos de otros lugares, a puerta cerrada y/o persiana bajada…

Entramos al local. Dentro estaban el camarero habitual, un tipo vestido de rockabilly, con tupé y todo (Juanjo), alguno más… y en un rincón, una chica. A la chica la conocía de haber hablado unos minutos con ella, la primera o la segunda vez que vine al garito; iba con la del sombrero vaquero del concierto.

Esta chica también se llamaba Ana. Empezamos a hablar con lo más recurrente, desde que venía del concierto, a mis últimos años de Valencia a Mellenbach, de ahí a Ilmenau, y por fin a Logroño. Por su parte, ella había vivido en Cáceres -de donde es la familia de su padre-, Salamanca y Madrid.

La chica era majísima; las horas se nos pasaron volando, hablando de mil cosas, a cuál más interesante. Era muy culta, divertida, y teníamos muchas cosas en común… excepto una fundamental: ella tenía pareja. Por suerte, pude recuperarme rápidamente del chasco: esto no es Alemania del Este. Hoy he conocido a una chica que puede ser una gran amiga. Tal vez otro día conozca a otra, que sea algo más que una amiga… Aquí hay muchas más probabilidades que en la Alemania rural XD

Al igual que las horas pasaron volando, también lo hicieron las birras. Salimos del bar en torno a las 7 de la mañana (y cuidando que no pasara otra patrulla). Entre el alcohol y el sueño, y que mi casa estaba a apenas 20 minutos andando, dejé el coche donde estaba. Ya lo recogería al día siguiente.

Había sido un día interesante: había visto un concierto, había conocido peña nueva… y había entrado en el selecto club de la gente que puede quedarse a puerta cerrada en ese garito. Y lo mejor de todo, es que no había tenido que usar el alemán en toda la noche XD

Por cierto, Tierra Santa no tocó dicha canción en el concierto. Sin embargo, y aunque yo entonces no lo sabía… aquella noche había abierto la caja de Pandora.

El porqué, ya sería spoiler.

BARVADER ’20